![]() |
Foto: Claudia Hormaechea |
- Orham Pamuk
El pasado viernes acudimos a la exposición del artista belga de la segunda mitad del siglo XX: Marcel Boodthaers, donde pudimos ver varias de sus obras, como: "Tableau et tabouret avec oeufs", en la cual se mostraba una disposición de huevos de gallina sobre un panel; o "Moules sauce blanche"", que se trataba de un caldero de gran tamaño repleto de mejillones.
Y es que esta exposición, a pesar de que algunas de las piezas no me transmitieron nada o no les vi el trasfondo, me hizo replantearme varias cuestiones, como por ejemplo: ¿por qué sólo se le puede llamar "arte" a un retrato realista o a un paisaje puntillista? ¿Por qué todo lo que se considera "arte" ha de tener un significado concreto, una razón? ¿Por qué no podemos englobar con este término todo aquello que nos resulte estético, que nos transmita alguna emoción, alguna sensación, o que simplemente combine con la blusa que llevamos hoy?
A todas estas preguntas dio respuesta Pamuk con su arte, y de esta forma tan impactante e innovadora, trató de romper con lo establecido y ofrecer un cauce distinto del arte clásico al que estamos acostumbrados a ver.
Y es que esta exposición, a pesar de que algunas de las piezas no me transmitieron nada o no les vi el trasfondo, me hizo replantearme varias cuestiones, como por ejemplo: ¿por qué sólo se le puede llamar "arte" a un retrato realista o a un paisaje puntillista? ¿Por qué todo lo que se considera "arte" ha de tener un significado concreto, una razón? ¿Por qué no podemos englobar con este término todo aquello que nos resulte estético, que nos transmita alguna emoción, alguna sensación, o que simplemente combine con la blusa que llevamos hoy?
A todas estas preguntas dio respuesta Pamuk con su arte, y de esta forma tan impactante e innovadora, trató de romper con lo establecido y ofrecer un cauce distinto del arte clásico al que estamos acostumbrados a ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario